Guía para escritores
Un estado mental propicio
1.- Cerrar la boca (literal).
Con todo lo que de verdad implica esto, desde mantener la mandíbula cerrada, hasta respirar únicamente por la nariz, pasando por tener los labios sellados.
2.- Pensar utilizando el idioma o la lengua materna (predominante).
Si se conocen varios idiomas, será necesario utilizar el de mayor dominio y traducir a este todos los fragmentos de pensamiento que vengan en otros idiomas.
3.- Evitar la utilización de palabras ofensivas o con alto grado de ambigüedad.
Pensar con groserías, caló o lenguaje coloquial, puede limitar y drásticamente alterar el estado anímico, afectando también el nivel de precisión de lo que se quiere comunicar.
4.- Suprimir toda atención hacia la música.
Si es posible, dejar de escuchar la música habitual con una semana de antelación. Si no se ha logrado esto y ya se tiene una canción en la mente, evitar repasarla o seguir su melodía y mucho menos cantarla o silbar (paso 1). Para lograr esto, será necesario apartarse a un lugar que no tenga música alguna o visitar alguno que por su excesivo ruido no nos permita distinguir absolutamente nada con claridad.
5.- Alimentarse frugalmente.
De tal forma que el estomago permanezca entretenido, sin hinchazón y sin hambre. Las semillas y el té son ampliamente recomendables en este punto.
6.- Hablar en silencio, caminar y mirar.
Una vez alcanzado este nivel -el de un cómodo y gratificante diálogo interno-, se recomienda salir para observar a las personas y las cosas, un parque, una calle transitada o incluso una plaza comercial. No hacer contacto visual, ni mucho menos verbal con las personas encontradas en el camino.
7.- Tener una historia (escribir).
Incluso antes o después del punto 6, ya sea en un lugar propio o en algún lugar público, es posible comenzar a escribir, en una libreta, computadora o dispositivo móvil (estos últimos deberán ser puestos en “modo avión”).
8.- Mantenerse escribiendo.
La mente tardará algunos minutos en habituarse a este entrenamiento y querrá fugarse o invitará al cuerpo a desobedecer, puede reaccionar en formas injustificadas de sueño, hambre, incomodidad, etc. Es muy importante persistir hasta lograr obtener fluidez en la escritura.
9.- Saber cuando dejar de escribir.
Una vez superado el punto 8, uno debe evitar entregarse a la euforia de la escritura y deberá detenerse sin llegar a la extenuación. Un buen momento para dejar de escribir es cuando se ha llegado a cierta satisfacción pero aún se quiere seguir escribiendo. De esta forma el ánimo se reactivará al día siguiente y se retomará la historia con mayor facilidad.
10.- Ser constante.
Practicar estos pasos hasta la conclusión del trabajo, o incluso adoptarlos como un estilo de vida. ∎